Esto del periodismo se ha puesto feo. Ser periodista ya no es ni sombra de lo que era. ¡Ni mucho menos! Crítica, contrapoder, defensa del débil frente al poderoso, la razón afilada, aquel remanso de verdad... ¿Dónde ha quedado todo eso? Creo que las nuevas generaciones deben hacer suyas las palabras de Richard Serra, reciente premio Príncipe de Asturias de las Artes, cuando dice: "Sí, me han insultado mucho. Pero el verdadero artista debe transgredir, matar al padre".
Hablemos del mundo: uno de esos grandes analistas 'de clase' recuerda en un semanario que la política es hoy más mercadotecnia (marketing) que otra cosa. Ninguna lumbrera explica, sin embargo, cómo es posible que las generaciones más preparadas de la historia se dejen embaucar en masa por los políticos menos preparados que ha dado la tierra.
Leo también a José María Carrascal, que dice sobre José Luis Rodríguez Zapatero: "Y encima quieren prohibir que se le abuchee. Cuando lo está pidiendo a gritos". Es posible que sea así; pero gritar nunca ha sido buena receta para nada, excepto para educar la altura de la voz.
Y aún una última consideración sobre la España desatornillada, que diría Ignacio Camacho. El Gobierno condecora con la más alta distinción al ministro marroquí que mandó ocupar Perejil. Es evidente que no lo hace por este hecho, pero, es cierto. ¡Hay patriotas de hojalata! Pero de hojalata de bote de panga.