domingo, 25 de abril de 2010

Garzón, los pillos y Pinochet

Todos tenemos un pasado. El mío está escrito con todas las grafías posibles de la 'P' de periodismo. Quizás pueda apreciarse en este artículo publicado el 25 de mayo de 2001 en un semanario político que ya no existe. Es la 'P' mayúscula del... ¿pasado? Pssss... Al día siguiente, alguien me dijo: nada de escribir de esto; el Poder Judicial no quiere heridas. Patrañas. Éste es mi artículo, renacido con la 'P' del rabioso presente y firmado con la misma 'P' que me dejó mi padre. El señor Palmeiro sí que sabía.

sábado, 17 de abril de 2010

Mi querido libro azul


¡Qué injusto he sido con mi librito azul! (148 páginas, Ed. Cultivalibros). Lo había olvidado casi por completo. Pero él sigue ahí. Lo venden en El Corte Inglés, en la Casa del Libro y en otras varias librerías. Y lo ofrecen en Internet a precio de amigo. Vaya.

Fue el reto más bonito. Suministros industriales. Desconocía prácticamente la temática, pero eso no me impidió escribirlo en sólo 16 días. Ni uno más. La crítica lo alabó. “Ofrece mucho más de lo que pueda sugerir el título”, dijeron en el diario Las Provincias... ¡Toma!
Poco antes de comenzar a escribirlo me acordé de la primera máxima de Bernard Kilgore, director de The Wall Street Journal. “No escriban historias de bancos para banqueros. Escríbanlas para los clientes de los bancos. Hay muchísimos más”, dijo a sus redactores. Se imponía prestar más atención a un mayor número de lectores.
Comparto la idea de Kilgore. Soy de los que creen que ni el lector de a pie, ni el especializado, se conforma con datos aislados; espera, sobre todo, una orientación, entender qué va a pasar; buscan que el autor abra puertas de certeza con datos y argumentos. Pues eso.
Ay, mi querido libro azul, mi ensayo, mi pequeño gran manual de economía, el primer libro técnico sobre la materia que se publicó en España y, posiblemente, en el mundo. ¿Cómo olvidarte?

viernes, 16 de abril de 2010

A vueltas con la memoria

Ayer participé como moderador en una discusión histriónica sobre la dichosa memoria histórica. No fue nada que no pueda caber en una rutinaria tertulia entre viejos conocidos de la facultad, pero el tema encendió posturas encontradas. Cuando se calmaron, preguntaron mi opinión. Prometí dársela otro día, claro.
En realidad, yo prefiero hablar de recuerdo, que no de memoria. Porque memoria, cada uno tiene la que puede, ni siquiera la que quiere. Nunca he entendido qué es eso de memoria histórica. ¿La historia tiene memoria? ¿La memoria tiene historia? ¿Hay que tener una memoria histórica, otra amorosa, otra virtual, otra social, otra económica…? ¿Hay que tener una memoria deportiva...? ¿Cuántas memorias hay? Vaya tinglado. Por lo visto, ‘memoria’ vale para todo.
Miren, no, no, lo que hay que tener son recuerdos. Y los recuerdos deberían permanecer en la memoria, pero eso es muy distinto de lo que se dice. Porque ¿quién decide qué cosas deben formar parte de nuestra memoria y cuáles no? Ah, ¿pero eso lo decide alguien por nosotros? Porque si lo decide alguien en nuestro nombre, nos está manipulando, es una trampa.



martes, 13 de abril de 2010

La marca sea con nosotros

Presentación de 'La marca del agua' (9/4/2010) muy cerca de donde todo ocurrió. ¡Oh!
De izquierda a derecha: María Prada, Aurelio Blanco Trincado, Moisés Blanco y Santi Palmeiro.
(Clic para agrandar)