lunes, 1 de octubre de 2012

¿Y usted qué gana en Facebook?


Me he dado al juego y a la bebida. ¿Por qué? Por la misma razón por la que algunos deciden abrirle una cuenta a su empresa en Facebook, Twitter o Youtube. Yo bebo y juego porque otros también lo hacen. Es una buena razón, ¿no?

A veces gritar que existimos es así de absurdo. El error de imitación consiste en  hacer lo mismo que los demás sólo porque son competidores nuestros o porque creemos que a ellos les va bien. ¿Que todos están en las redes sociales? Pues yo debo de hacer lo mismo. ¿Que el vecino monta un tinglado en Google Adwords o en Foursquare? Pues yo, detrás. No importa que las circunstancias de los demás sean distintas a las mías.

No es buena idea irrumpir en las redes sociales sin sopesar a fondo si realmente lo necesitamos y sin tener en cuenta que ese paso exige implicación y dedicación para lograr resultados positivos. Atender a miles de clientes en foros online supone tener un equipo dedicado en exclusiva a esta función. Y crear una comunidad desde cero y hacerla crecer con sentido, es una tarea de pico y pala que necesita algo más que un rato libre de vez en cuando. Más aún: hacerlo bien cuesta dinero y no siempre devuelve el retorno esperado.

No hagan lo que otros. Antes de lanzarse, analicen qué quieren conseguir (objetivos), en qué dirección desean avanzar (estrategia) y qué recursos necesitarán para lograr lo que se proponen (tácticas). Y si no es necesario que abran una cuenta en Facebook, no lo hagan.
En último término, si aún tienen dudas, llamen a un auténtico experto en la materia como Carlos Molina, Business Development de Best Relations. Pero sepan que él les dirá exactamente esto mismo.

viernes, 11 de mayo de 2012

Administración única, Fraga tenía razón

Tuve la fortuna (y la paciencia) de escuchar personalmente a Manuel Fraga Iribarne durante una explicación de su conocida (y no menos despreciada) idea de Administración única. Fue a finales de 1992 en el Pazo de Raxoy. Aún conservo el libro granate y grandote que contiene la propuesta y que nos dieron aquel día. Siempre tuve para mí que aquel volumen era una especie de sentencia que acabaría confinando de por vida a Manuel Fraga en sitio distinto. Porque, ¿quién estaba dispuesto a asumir por aquel entonces la letal posibilidad de una España real enfrentada a una España legal?
Los párrafos que siguen no pertenecen al citado manual, sino a un artículo sobre esta misma propuesta, que el propio Manuel Fraga publicó en El País unos meses antes. Creo que son reveladores:
(...)
propuse, y así lo aprobó el Parlamento de Galicia, que estudiásemos, de buena fe, una mejor integración del sistema de nuestras administraciones públicas, hoy lleno de duplicaciones, desconfianzas e ineficiencias. Creo que el ir a una integración administrativa más perfecta es inevitable; y por supuesto que para ello habrá que realizar un estudio profundo de lo que es propio de cada nivel (municipal, provincial, autonómico, central, europeo). No parece que ello sea una propuesta descabellada ni, mucho menos, peligrosa
.
(...) 

Es cierto que el Estado no puede refundarse todos los días; no es menos cierto, que cuando no saben rejuvenecerse y readaptarse cada día, surgen las diferencias entre el país legal y el país real. En este tiempo no hace falta mucha imaginación para observar esa creciente diferencia, en medio de la indiferencia de muchos y del pesimismo de otros. Mi modesta proposición intenta abrir un camino (no el único) para salir de esa poco prometedora situación.

¿Quién diría veinte años después que él no tenía razón? 



Artículo de Manuel Fraga completo