La radio del "o ellos o nosotros"
De aquella radio de anuncios muy largos como el del Cola-cao, Okal o cuchillas Palmera, en los que Celia Gámez ponía la voz y el alma durante más de dos minutos, a esta otra radio de hoy, agresiva, testimonial, cuasi improvisada, en la que opinión e información se remezclan en transgresores microespacios de azaroso guión, va una larga historia de invasiones, destierros, intrigas y politiqueos.
Entre aquella radio de grandes bloques, eco del folclore, la gastronomía y el fútbol, descubridora de niños prodigio y radionovelas, que ponía largos concursos en los sueños de una España en la que, incluso, comer era difícil; y esta otra radio, anquilosada, sin imaginación ni imagen, amoral y antiestética, cicatera y repetitiva… media la historia de unos 'periodistas de diario' que tras desterrar a los radiofonistas que hacían la radio creativa, tomaron los estudios y transformaron radicalmente líneas, objetivos y contenidos.
Las estrellas y lo señoritos han despedazado la radio y la han reducido a microespacios inconexos, estridentes pero sin brillo. En las ondas choca a diario moral y estética, casualidad y causalidad, continente y contenido. Es la radio del "o ellos o nosotros", la radio que se lleva, la que nunca es capaz de deglutir más de tres temas cada día, la radio en la que nadie tiene claro si hay que darle a la audiencia lo que quiere o hay que decirle lo que debe pedir.
La radio, nuestra radio, se mueve a golpes, a saltos, a sobresaltos… Brama o chispea en falsa sincronía con el hipo de la sociedad. Es ya una radio anárquica, incontrolable, alejada de cualquier honorable planteamiento.
Y, a pesar de todo, mantiene credibilidad y suma audiencia.