viernes, 17 de abril de 2009

Cacareemos todos juntos

Y venga la economía. Y vayan majaderías. ¡Qué fea se pone la Champions! ¡Qué negro está el cielo capital desde que lo pusimos colorado! Deflación, estanflación, desinflación, recesión, depresión. Pero, ¿qué estamos diciendo? Venga, cacareemos todos juntos:
Cocoricó,cocoricó, cocoricó.
Un economista redactaría algo así: “Hemos pasado del temor al estancamiento con inflación (estanflación) al de recesión con rápida reducción de la inflación (desinflación), senda peligrosa que puede [podría] conducir a la economía mundial a la deflación (recesión con caída de los precios), antesala de la depresión (deflación prolongada durante varios años)". (*).
¿Cocoricó,cocoricó, cocoricó?
Cacareamos mientras el Gobierno “pone énfasis en el estímulo del gasto social y no tanto en el productivo”.
¿El Gobierno cocoricó, cocoricó… también?
El Gobierno: “Ausencia de un diagnóstico riguroso. Respuesta improvisada y dispersa. No transmite credibilidad. Falta criterio, enfoque, coherencia y concentración del esfuerzo”.
¿Cocoricó?
Sí, el Gobierno coco rico, coco rico.
---------
(*) Los entrecomillados son de Fernando Faces, profesor del entorno socio-económico para la dirección del Instituto Internacional San Telmo.

lunes, 9 de marzo de 2009

Realmente, ¿puede esperar?

El País, 8 de marzo de 2009.

Este país...

jueves, 12 de febrero de 2009

La economía puede esperar

Vale, vale, respetemos los tiempos. No rompamos el hilo de la actualidad (que pilotan los grandes medios). No nos adelantemos a los acontecimientos. No, no toca pedir (todavía) el relevo de ZP. Ahora toca cacería y lío en el PP, elecciones en Galicia y País Vasco, y crisis (mundial). Puuufff... ¿Qué quieren que les diga? ¿Y lo fundamental? A mi me parece más interesante hablar del actual (des)gobierno de la economía, de cómo resolver el futuro cuanto antes (cortando por lo sano) y de lo razonable que es pedir alto y claro que venga una nueva hornada de políticos más preparados y capaces. Ah, que eso ahora es lo menos importante, que esto puede esperar, que...
Vale, vale.

lunes, 9 de febrero de 2009

Rajoy, el último clavo ardiendo

El otro día tuve ocasión de formularle la siguiente pregunta a Ángel Expósito, director del diario ABC, que atendía en su chat:

¿Cree usted, como yo, que la única posibilidad de recuperar la confianza en la economía pasa por que se vayan (cuanto) antes los actuales gobernantes y vengan otros?
RESPUESTA: Hola Santi. No creo, sinceramente, que sea tan sencillo. Lo primero que hace falta es saber la verdad, toda la verdad de las previsiones. Lo segundo acometer el problema a lo bestia, sin tapujos. Y lo tercero, los electores decidiremos...

Una respuesta, nuevos (y grandes) interrogantes.

Primero: ¿qué no es sencillo, el recambio o la recuperación? ¿Ambos?
Lo sencillo es empezar por la base. Se han agotado las ideas y nunca hubo proyectos. Es el peor gobierno posible ante una de las peores situaciones económicas, que diría Rosa Díez. Tenemos que volver al 96, cuando un líder con escaso carisma y poco encanto rescató al país de la ruina. Aquí hay dos caminos: PSOE o PP. Pero, ¿quién puede tomar el relevo de un ZP KO en el PSOE? Ése sí que es un verdadero problema de sucesión y no el del PP. Porque a estas alturas, plantearse que siga Zapatero sería como plantearse dar otros cuatro años a Bush (si ello fuera posible). Así que, lamento decir que Rajoy es el último clavo ardiendo.

Segundo: ¿Qué debemos saber y qué nos ocultan? ¿No son ciertos los datos que nos ofrecen sobre el estado 'económico' del país? ¿En qué sentido no son ciertos? ¿Cuánto tienen de falsos? He aquí otra buena razón para que vengan otros: acabemos con la sospecha.
Saber toda la verdad: ¿Pero dónde está el periodismo? Más aún: dónde está el periodismo de filtración (ya no el de investigación)? Si sospechamos que los datos del paro, de los indicadores económicos, los de los bancos… no son ciertos, alguien tendrá que empezar a hurgar en las cloacas.

Tercero: ¿Una solución a lo bestia qué es? ¿Que el Gobierno disuelva las Cortes y convoque elecciones? ¿Que Interpol busque al desaparecido Gobernador del Banco de España para que dé ciertas explicaciones? ¿Qué alguien toque a rebato para encontrar el sentido común, también desaparecido? ¿Refundar (o liquidar) el sistema capitalista?
El problema del capitalismo son los capitalistas podridos (entre ellos, gobernantes y políticos), no el sistema.

Cuarto, ¿los electores decidiremos qué? ¿No tiene nada que indicar al respecto la prensa esta vez?

En fin, gracias, Expósito. Sé que dirás que tantas preguntas demuestran que, efectivamente, la cosa no es tan sencilla.
Yo digo que querer es poder. Pero, sí, lo fundamental es saber.

lunes, 12 de enero de 2009

Espada, Arcadi, la teoría de la práctica

El breve catálogo de desaciertos de la prensa, premeditados o inocentes, provocados o casuales, que ha reunido Arcadi Espada en el libro Periodismo práctico (Espasa), viene a subrayar la verdadera naturaleza del oficio: fabricar un producto atractivo, fácilmente vendible y de muy digesto consumo. Para lograrlo, hay que pervertir la sintaxis, el enfoque y el valor de la información en el grado que sea necesario.

Arcadi escribe “solo a medias en serio”, que diría su estimado Cercas, Javier. Sugiere, pero se niega a concretar. Pide claridad, pero prefiere quedarse en la ironía. “Allá cada cual con su mentira. Ustedes ya me entienden”, viene a decir . Yo sí creo entenderle, pero ellos… Se echa en falta a un Carrascal, José María, por ejemplo: Ésta es mi opinión. Pueden tomarla o rechazarla. Pero no busquen entre líneas porque lo que quiero decir lo digo con todas las palabras. Otros intentarán pasar la opinión de contrabando. Algo así.

Arcadi zarandea, para desengaño del periodismo teórico, algunas ideas capitales: la noticia es, ya hemos dicho, un producto; el periodismo, una industria; el periodista, el practicante de un oficio inmoral, basado sistemáticamente en la traición (idea que extrae, manteniéndola en interesada cuarentena, del libro El periodista y el asesino, de Janet Malcolm [“Todo periodista que no sea demasiado estúpido o demasiado engreído para no advertir lo que entraña su actividad, sabe que lo que hace es moralmente indefendible. El periodista es una especie de hombre de confianza, que explota la vanidad, la ignorancia o la soledad de las personas, que se gana la confianza de éstas para luego traicionarlas sin remordimiento alguno”, dice ella]); el protagonista de la noticia nunca es una persona, es una silueta; los medios adelgazan, de una forma zafia, la experiencia humana…

Yo le propongo estos otros acertijos por si de verdad decide realizar una segunda edición para los estudiantes de la cosa:
-Qué hacer con el JASP (joven, aunque sobradamente periodista) que envejece a la sombra del VASP (viejo, aunque sobrado periodista. Subrayo el segundo adjetivo).
-Qué hacer con los teóricos de la información.
-Qué hacer con el Servicio Público de Empleo Estatal (INEM) a la vista del global journalist que trabaja a la vez en el periódico, en la radio, en la agencia, en la universidad, en la televisión, en la editorial, en el sindicato y en el partido.
-Qué hacer en una redacción de comisarios políticos.

Llevárnoslo calentito.
Dar la noticia.

(iropalme@caramail.com)

lunes, 30 de junio de 2008

Eurocopa 84 ¡Oh!

En la foto aparece la barrera formada por Camacho, Santillana, Víctor, Francisco, Gallego. Al fondo, Arconada. Todos miran al cielo. Buscan un balón que no se ve. Sobre ellos, un titular escueto: “Eurocopa 84 ¡Oh!”
Es la foto que hay en un mueble de mi habitación desde hace 24 años. La publicó Interviú y desde entonces siempre estuvo allí.
Sé con certeza qué hacía ese día, dónde estaba, con quien vi el partido, todas las sensaciones que tuve y hasta el número de veces que hice pis. También sé que había una crisis económica aguda, como la de ahora, pero no recuerdo casi nada más. Que me disculpe Felipe González y Victoria, la primera niña probeta de España.

La vida va poniendo hechos delante de nuestros ojos. La mayoría no deja huella; pero, en cambio, hay otros... Suceden y sabes con seguridad que nunca podrás apartarlos. Entonces, pasan a formar parte de una pequeña lista de imborrables que llevamos en el alma.

Hoy, como entonces, nuestros corazones han registrado imágenes que jamás se borrarán. Ni la política, ni la economía, ni la religión, ni la filosofía, ni… serían capaces de fabricar escenas cómo la de los nuestros ganando la Eurocopa. El fútbol hace brotar sensaciones que para otras esferas resultan imposibles. Y las graba a cincel, en altorrelieve, en esa lista de la que ya nunca se van.

Ahora ya sé que los hechos que realmente cuentan en la vida son los que tenemos grabados.

iropalme@caramail.com

miércoles, 7 de mayo de 2008

El artículo 20, ¿un cajón de sastre?

Hay una falacia que he oído muchas veces y que ayer volvió a sonar en un foro de escritores: el artículo 20 de la Constitución reconoce de forma implícita que todo el mundo puede ser periodista. Poco menos.
Pues no. Expresar y difundir libremente pensamientos, ideas y opiniones (…) o el derecho a comunicar libremente información veraz por cualquier medio no nos convierte, en la práctica, en periodistas. Porque periodista es, ante todo, quien tiene la capacidad (formación) y el cometido (¿privilegio?) de seleccionar la información que luego difunde el Medio de comunicación de masas en el que trabaja (¡De masas! No vale la hoja parroquial ni la gacetilla de la comunidad de vecinos). Asín que...