
La Asociación Cultural Alberguería Oleiros (ACAO) me ha regalado la extraordinaria consideración de hijo adoptivo del desaparecido enclave. No estoy seguro de reunir los méritos personales y cualidades que requiere tan destacada distinción; porque hacer en cada momento lo que uno sabe y quiere hacer, nunca puede ser un mérito. En todo caso, para mí es el premio más grande y valioso. Lo agradezco profundamente.
Y me propongo estar a la altura.