sábado, 17 de abril de 2010

Mi querido libro azul


¡Qué injusto he sido con mi librito azul! (148 páginas, Ed. Cultivalibros). Lo había olvidado casi por completo. Pero él sigue ahí. Lo venden en El Corte Inglés, en la Casa del Libro y en otras varias librerías. Y lo ofrecen en Internet a precio de amigo. Vaya.

Fue el reto más bonito. Suministros industriales. Desconocía prácticamente la temática, pero eso no me impidió escribirlo en sólo 16 días. Ni uno más. La crítica lo alabó. “Ofrece mucho más de lo que pueda sugerir el título”, dijeron en el diario Las Provincias... ¡Toma!
Poco antes de comenzar a escribirlo me acordé de la primera máxima de Bernard Kilgore, director de The Wall Street Journal. “No escriban historias de bancos para banqueros. Escríbanlas para los clientes de los bancos. Hay muchísimos más”, dijo a sus redactores. Se imponía prestar más atención a un mayor número de lectores.
Comparto la idea de Kilgore. Soy de los que creen que ni el lector de a pie, ni el especializado, se conforma con datos aislados; espera, sobre todo, una orientación, entender qué va a pasar; buscan que el autor abra puertas de certeza con datos y argumentos. Pues eso.
Ay, mi querido libro azul, mi ensayo, mi pequeño gran manual de economía, el primer libro técnico sobre la materia que se publicó en España y, posiblemente, en el mundo. ¿Cómo olvidarte?